CARTA DENUNCIANDO AL ARZOBISPO DE CALI
Cali Agosto 24 de 2017
Exmo. Sr.
DARÍO DE JESÚS MONSALVE MEJÍA
Arzobispo de Cali
- S, D.
Quienes firmamos, Sacerdotes de la Arquidiócesis de Cali, Pbro. Hernán Betancourt García, con la experiencia de Director Administrativo y Financiero de los Colegios Arquidiocesanos de Cali durante 17 años, Síndico de la Universidad Lumen Gentium y Gerente de la Fundación Arquidiocesana del Clero, con estudios de Administración y Finanzas en la Universidad del Valle, y Pbro. Germán Robledo Ángel, Economista Industrial de la Universidad del Valle y Doctor en Ciencias Económicas y Sociales de la Leopold-Franzens-Universität de Innsbruck, y miembro del Consejo de Asuntos Económicos de la Arquidiócesis de Cali durante veinte años en las administraciones de los Arzobispos Pedro Rubiano Sáenz e Isaías Duarte Cancino (+), además Vicario Judicial y Presidente del entonces Tribunal Eclesiástico Regional de Cali hasta el 2003, movidos por la enorme preocupación de una pésima administración actual de los bienes económicos de la Arquidiócesis de Cali, nos acogemos canónicamente al derecho de opinión y de petición, canon 212,2 y 3, en una cuestión que sin duda alguna se refiere al bien de la Iglesia y que por lo tanto, más que un derecho, se convierte para nosotros, en un deber de conciencia eclesial.
En esta carta, que es abierta porque no prima desde años atrás en el gobierno de la Iglesia de Cali el diálogo eclesial incluyente sino el monólogo excluyente y sesgado, queremos manifestar antes que nada nuestra perplejidad, al conocer por informe de sacerdotes testigos presenciales del reconocimiento que S.E. como Arzobispo de Cali ha hecho ante el Clero, en recientes Ejercicios Espirituales, acerca de la pérdida de unos dos mil millones de pesos del patrimonio de nuestra Arquidiócesis de Cali y que el Sr. Arzobispo pretende explicar y de algún modo justificar “a causa de su falta de experiencia”. Ya entre el clero de Cali se comentaba en voz baja y temerosa, desde unos tres meses atrás, sobre cifras mucho mayores en las pérdidas y sobre la destitución del Ecónomo de la Arquidiócesis, lo mismo que sobre “coimas” en inversiones, intentos de venta de bienes raíces con el setenta- treinta (efectivo-cheque) o como el de un valioso lote de los Cementerios con “millones de pesos” por debajo de la mesa al mejor estilo del C.V.Y.(cómo voy yo) caleño, hoy tan extendido lamentablemente en la corrupta administración pública colombiana……
Ante tal reconocimiento arzobispal no cabe duda ya, que ¡cuando el río suena…. piedras lleva! Causa humillante vergüenza que estos casos de corrupción puedan darse también entre los clérigos. Ojala no se encubran igualmente con el conocido tapen-tapen del homosexualismo y pederastia, en lo que tenemos grandes expertos. Sólo nos faltaba en esta Iglesia de Cali la inmoralidad y corrupción en lo económico Bien lo enseñaba siglos atrás San Juan de la Cruz, el gran Místico de la edad de oro de la lengua castellana y gran Maestro de la Ascesis cristiana, ascesis que es condición imprescindible para la práctica de la difícil virtud del celibato, que cuando falla la castidad celibataria en la Iglesia, suele acompañarse correlativamente por avaricia y corrupción en torno al dinero….
Manifestamos que es absurdo en el marco de la ley canónica que quien acepta ser Obispo diocesano reclame ignorancia en asuntos de la Legislación Canónica y sería inaudito, cuando se trata de un Obispo con experiencia de diez años en el gobierno eclesiástico de Málaga Soatá y Arzobispo seis años como tal en Cali y que tiene ya una experiencia episcopal total de 23 años incluido el tiempo de Obispo auxiliar de Medellín, que intente eludir y cubrir sus responsabilidades en semejante perdida de dineros de la Iglesia de Cali, refugiándose al modo del arte taurino en el “burladero” de una “falta de experiencia”. Estos fracasos económicos han ocurrido culposamente y es siempre responsabilidad del Obispo, como primer administrador de los bienes eclesiásticos, el obrar estrictamente según las normas del derecho canónico (cfr. cánones 391 y 124), mayormente cuando como en este caso, no se han cumplido las normas sabias y prudentes del derecho de la Iglesia, por causa de una “sesgada” y al parecer también “interesada” escogencia de incompetentes miembros del Consejo de Asuntos Económicos, al igual que de Ecónomos de la Arquidiócesis que no son idóneos. Al respecto dice la ley canónica:
Canon 492
- En cada diócesis ha de constituirse un consejo de asuntos económicos, presidido por el Obispo diocesano….. que sean expertos en materia económica y en derecho civil, y de probada integridad.
Para este Consejo hasta se han escogido miembros que jamás en la vida se han enfrentado al análisis de un Balance General, porque carecen de formación económica y financiera para entenderlo, interpretar y plantear correctivos, etc…. y por lo tanto incapaces hasta para discernir económica, legal y moralmente, entre el depósito de dinero en una pirámide o en un CDT de entidad bancaria. Se comenta también que el Consejo no se reúne periódicamente pero sí actúan sus miembros plenamente disponibles en su condición de sumisos y áulicos. Qué diferencia con los Consejos de Asuntos Económicos nombrados por los Arzobispos Uribe Urdaneta y Rubiano Sáenz, confirmados por el sucesor Duarte Cancino. Jamás en más de 20 años de estas administraciones existió un problema de índole ética económica o financiera, en la Arquidiócesis de Cali, Cada dos meses era convocado el Consejo por el Arzobispo, desde la 7 a.m. con desayuno de trabajo hasta la 11 de la mañana y se analizaban cada uno de los balances contables bimensuales de las diferentes instituciones arquidiocesanas, bajo responsabilidad directa del/Arzobispo de Cali, como Cementerios, Tesorería y Curia, Tribunal Eclesiástico, Colegios Arquidiocesanos, Diezmos, Fondo de Pastoral, Seminario, Justa Remuneración y otras pequeñas Fundaciones eclesiásticas y Legados. Todas presentaban su balance general bimensual. El Pbro, Germán Robledo Angel, único clérigo miembro del Consejo, además del Señor Arzobispo quien presidía siempre las sesiones, da testimonio de la devoción y amor a la Iglesia, por parte de aquellos experimentados y honestos laicos, industriales, expertos en negocios y finanzas, con experiencia y con la sabiduría adquirida, tanto en éxitos como en fracasos de sus propias empresas y negocios, quienes tomaban como suya la prosperidad administrativo-financiera de la Arquidiócesis de Cali. Un servicio de muchos años a la Iglesia católica totalmente ad honorem y absolutamente conforme con las normas morales y éticas y los ideales del derecho administrativo-económico de la Iglesia Católica y el respeto y acatamiento de las leyes civiles colombianas. Recordamos con gratitud a Harold Zangen Janek, Alfredo Jaramillo Correa, Camilo Daccach Majdalani, Juan Fernando Guerrero y Virginia Bohmer.
Respecto a la elección del Ecónomo es interesante subrayar, cómo el texto de la ley canónica utiliza además un adverbio VERDADERAMENTE….. ¡“que sea verdaderamente experto en materia económica”!
“Canon 494
- En cada diócesis el obispo, oído el colegio de consultores y el consejo de asuntos económicos, debe nombrar un ecónomo, que sea verdaderamente experto en materia económica y de conocida honradez.”
Y de “CONOCIDA” honradez. En el Evangelio hay una importante frase al respecto, que interpretada como relación dialéctica -de doble inferencia- y expresada negativamente, se reconoce hoy como paradigma de administración económica….. “a quien no es honrado en lo poco no se le debe confiar lo mucho”…. Es por ello que nos han quedado dudas de sacerdotes nombrados ecónomo no solo sin ser verdaderamente expertos en materia económica sino también sin garantía de reconocida honradez, como cuando en su obrar parroquial, es conocido que han entregado una parroquia en barrio de clase media alta al párroco sucesor, solamente con DIEZ MIL PESOS EN CAJA, y que hasta se llevan, como si fuera su propiedad, lo más valioso de la dotación de la casa cural, la que recibieron de su antecesor….. y el ejemplo es histórico y el Arzobispo lo sabe.
Ante tales circunstancias no es de extrañar y es de presumir además, que este perfil de Ecónomos desconozcan, no les interese o hasta malinterpreten y se burlen del “idealismo” eclesial del “Canon 1284:
Todos los administradores están obligados a cumplir su función con la diligencia de un buen padre de familia. Deben por tanto:
Observar las normas canónicas y civiles….y CUIDAR SOBRE TODO QUE NO SOBREVENGA DAÑO PARA LA IGLESIA POR INOBSERVANCIA DE LAS LEYES CIVILES.”
Quisiéramos preguntar al Sr. Arzobispo de Cali: 1º: Si existió previa autorización, o quién autorizó al Ecónomo para invertir una suma tan elevada de dinero y peor aún para confiarlo a una institución seudo-financiera tipo “Pirámide”, sin discernimiento y respeto por las normas civiles y las de una sana economía? Cómo puede ser esto posible? Y 2º: Si se tuvo en cuenta que se trataba de una suma de dinero tan elevada, que sobrepasaba ampliamente el límite “tope superior” autorizado por la Conferencia Episcopal Colombiana. De este modo nos atrevemos a presumir que se ha omitido el cumplimiento de la muy estricta ley canónica QUE OBLIGA DIRECTAMENTE AL ARZOBISPO conforme al“canon 1277:
“Por lo que se refiere a la realización de actos de administración que, atendida la situación económica de la diócesis sean de mayor importancia, el Obispo diocesano debe oír al consejo de asuntos económicos y al consejo de consultores……pero…, necesita el consentimiento del mismo consejo así como del colegio de consultores para realizar los actos de administración extraordinaria. Compete a la Conferencia Episcopal determinar qué actos han de ser considerados de administración extraordinaria”
Y al respecto, la Conferencia Episcopal Colombiana (cfr. LEGISLACION CANONICA, Normas Complementarias para Colombia, SPEC 1986, 15-16) ha decretado y es ley canónica:
“Art.1:
Las sumas máxima y mínima de las que trata el Canon 1292 se fijan así: la cantidad máxima es en pesos colombianos, la equivalente a U.S.$ 300.000 ; la mínima es también en pesos colombianos la equivalente a U.S.$ 10.000; En ambos casos cotizados éstos en el mercado oficial el día anterior a aquel en que se pide la licencia.”
“Art.II:
Además de los casos señalados en los cánones 1277, 1292, 1 y 2; 1281,2 y 1295, SON ACTOS DE ADMINISTRACION EXTRAORDINARIA la enajenación de bienes inmuebles cualquiera sea su valor, y LOS ACTOS QUE CAUSEN DEUDAS O RIESGOS EN CANTIDADES SUPERIORES A LA MÍNIMA DENTRO DE LOS CUALES DEBEN CONSIDERARSE LAS INVERSIONES, LOS DEPOSITOS A TERMINO Y LAS OPERACIONES BURSÁTILES. PARA ESTOS ULTIMOS ACTOS SE REQUIERE AL MENOS LA AUTORIZACION DE LOS CONSEJOS COMPETENTES”.
Dos mil millones de pesos que se reconoce como dinero perdido, supera ampliamente el tope máximo de 300.000 Dólares y en tal caso habría sido necesario conforme al canon 1292,2 obtener además, previamente, la licencia de la Santa Sede Romana (Sda. Congregación para el Clero) para hacer tal inversión. El Canon 1295 reitera la obligatoriedad del sometimiento a tan sabias y prudentes exigencias del Derecho de la Iglesia no sólo en las enajenaciones “sino también en cualquier operación de la que pueda resultar perjudicada la situación patrimonial de la persona jurídica”.
Preguntamos igualmente al Sr. Arzobispo si se obtuvo además del consentimiento del Colegio de Consultores y del Consejo de asuntos económicos, también la Licencia previa de la Santa Sede.
Desde ningún punto de vista se puede aceptar pues la ingenua disculpa, que esta ingente suma de dinero se haya perdido por la falta de experiencia del Sr. Arzobispo de Cali. Queremos recordar una frase que repetía a menudo el inmolado Arzobispo Duarte Cancino, cuando daba ejemplo, exigía e insistía en la transparencia de la economía arquidiocesana, tanto ante el Consejo de Asuntos Económicos como ante el Clero de Cali: Decía el Arzobispo Isaías Duarte “Por cosas menores han caído Obispos”.
Consideramos que el Sr. Arzobispo de Cali debe pedir a la Santa Sede se practique una visita canónica para que se delimiten responsabilidades. Confiamos además que el Sr. Nuncio de Su Santidad en Colombia, Superior Jerárquico del Arzobispo y representante del Papa, haya sido informado veraz y oportunamente por el Sr. Arzobispo de Cali sobre este gravísimo problema. Nosotros le haremos llegar una copia de esta carta y confiamos en que el Sr. Nuncio comunicará oficiosamente a la Santa Sede, Sagrada Congregación para el Clero, sobre tan graves irregularidades en esta Iglesia de Cali. Igualmente haremos conocer esta carta a los hermanos sacerdotes de la Iglesia de Cali. Muchos de ellos nos acompañan de corazón en estas denuncias.
Preguntamos al Sr. Arzobispo: a cuál Institución de la Arquidiócesis pertenecía contablemente el dinero que se ha perdido? Ojalá no haya sido del patrimonio del Seminario de Cali. Quienes hemos conocido bajo prudente reserva hasta el año 2002 (muerte del Arzobispo Duarte Cancino) la muy elevada cifra real en dinero, perteneciente al tesoro del Seminario (que por razones muy especiales estaba bajo directa administración del Arzobispo y no aparecía por ello mismo en la contabilidad del Seminario San Pedro Apóstol), y que por economías de escala se autorizaba en préstamo a los Cementerios con pago de intereses en favor del Seminario, manifestamos igualmente nuestra preocupación frente al actual desorden administrativo y corrupción, porque también han circulado comentarios en el clero, nada favorables, referentes a la actual economía de los Cementerios, que entró en declive y crecientes millonarias pérdidas desde el primer año de la administración Sarasti. Nos preguntamos hoy con preocupación: dónde estarán estos dineros del Tesoro del Seminario y que reiteramos, eran de exclusivo manejo del Arzobispo? Eran cerca de CINCO MIL MILLONES DE PESOS del año 2002, de los cuales unos dos mil millones correspondían al fondo de becas.
Igualmente aprovechamos la oportunidad para preguntar dónde están 2.614 (dos mil seiscientos catorce) millones de pesos, el capital de trabajo de los Colegios Arquidiocesanos que entregó el Pbro. Hernán Betancourt, quien fue retirado de la Administración cuando el entonces arzobispo se dio cuenta de este “tentador” excedente que presupuestalmente se incrementaba cada año y que garantizaba el pago oportuno de los docentes y a igual nivel salarial que los del sector oficial? Dónde está el fondo del diezmo, fondo “intocable” de ahorro, fundado por Monseñor Rubiano para llegar hasta 1500 millones y conformar una caja de préstamos a las comunidades para construcción de nuevas parroquias y de casas curales. Tres sacerdotes (Edgard Alzate(+), Oscar Moreno(+) y German Robledo vigilaban este fondo que ya ascendía a 700 millones y no obstante, se dispuso arbitrariamente de este dinero? Qué se hizo el legado (en inmuebles) de una de las hermanas Borrero Mercado en favor de la educación de niñas huérfanas? Qué ha sucedido con las Fundaciones “Justa Remuneración del Clero” que se extiguió y la “Fundación Arquidiocesana del Clero” hoy en vías de extinción y que el P. Hernán Betancourt entregó con cerca de 500 Millones?
Como dice el refrán de la sabiduría popular, nadie sabe para quién trabaja, aunque lo hemos hecho de corazón por el Reino de Dios….Todo parece ser posible ya en este deterioro moral de la Iglesia de Cali. Una de las cosas que indujo a pensar al Padre German Robledo, que había llegado el momento de renunciar como Vicarío Judicial y Presidente del Tribunal Eclesiástico Regional (presentada en 2003), es que ocho días antes de la toma de posesión del nuevo Arzobispo de Cali, el Obispo Administrador convocó al Colegio de Consultores y les manifestó que el Banco de Alimentos de la Arquidiócesis sería convertido en Fundación Canónica y pidió al Vicario Judicial, que diera lo más pronto su opinión canónica sobre los estatutos, preparados por quien obraba como Directora y Gerente, hermana del nuevo Arzobispo de Cali. Conforme a tales estatutos, el presidente de la Junta Directiva sería obviamente el nuevo Arzobispo, pero el único impedimento que podría existir entre Presidente de la Junta Directiva (Arzobispo) y Gerente del Banco de alimentos (la hermana del Arzobispo) sería el de “ser marido y mujer”. El Vicario Judicial objetó el texto por absurdo y recordó que si el Derecho canónico prohíbe que el Vicario General (el segundo después del Obispo en el gobierno con potestad ordinaria) sea un consanguíneo del Obispo hasta el cuarto grado, y prohibe además que los miembros del Consejo de asuntos económicos sean parientes consanguíneos o afines del Obispo hasta el cuarto grado (cánones 478 y 492,3), con mayor razón por sana doctrina y jurisprudencia, en administración de bienes económicos no deberían participar consanguíneos en segundo grado como en este caso, la hermana del Arzobispo. A pesar de estas objeciones incluida la pésima y confusa redacción de los estatutos y otras sugerencias propuestas por el Vicario Judicial, la víspera de la posesión canónica del nuevo Arzobispo de Cali, el Obispo Administrador firmó su último decreto declarando Fundación canónica al Banco de Alimentos, lo que inició el ejercicio de un inusitado nepotismo en la administración económica de la Iglesia de Cali, que se repitió en otros casos de inversiones y en el de la Fundación Franco Sará, que el Arzobispo Coadjutor conoció pero no pudo impedir, seguramente también a causa de su “falta de experiencia”….
Investigación especial merecería este novelón de “nepotismo” y hasta de intrigas e insidias en una Fundación que no es eclesiástica pero beneficia determinadas instituciones eclesiásticas y hospitales. Por voluntad del benefactor fue dejado su legado al cuidado de la Iglesia de Cali. Con visión de futuro el Arzobispo Uribe Urdaneta la confió al Dr. Carlos Alberto Guerrero Echeverry. con la misión de incrementar su patrimonio. El Dr. Guerrero la administró admirable y discretamente (¡totalmente ad honorem!) durante más de tres décadas, hasta la llegada del Sr. Arzobispo Monsalve como Coadjutor. Durante ese largo período fue supervigilada por los Arzobispos Uribe, Rubiano, Duarte Cancino y el Consejo de asuntos económicos. Oficina y contabilidad se llevaba en la Arquidiócesis. Pero cuando se conoció que el valor real comercial de su patrimonio, cifra muy superior a su valor contable (todo en bodegas comerciales) superaba los 20 mil millones de pesos, precisamente cuando se negó a vender al Banco de Alimentos la más rentable de las Bodegas, el Arzobispo Sarasti decide entonces presionar al Gobernador del Valle del Cauca para que cambie su representante en la Junta Directiva de sólo tres miembros y que era el Padre Hernán Betancourt. El Gobernador nombra entonces a quien le ha presentado el Arzobispo, Por su parte el Arzobispo nombra a sus dos primas hermanas, representante principal y suplente, en la Junta Directiva. De este modo se destituye al Gerente Dr. Carlos Alberto Guerrero, La principal es nombrada Gerente y reemplazada en la Junta Directiva por la suplente, su propia hermana, prima del Arzobispo. Se toma entonces el pleno control de la Fundación Franco Sará. Luego se hace la negociación con la hermana del Arzobispo Sarasti, Gerente del Banco de Alimentos de la Arquidiócesis de Cali, y la más rentable bodega pasa a ser propiedad de la Arquidiócesis de Cali. Informe confidencial llegado al Dr.Guerrero y por él comentado a nosotros, indica que la venta de la Bodega habría sido autorizada por la Junta Directiva de Franco Sará, a menor precio del valor comercial real, con base en “fotografía de archivo” dejada por el Dr. Guerrero donde se aprecian los daños producidos por un incendio, ocurrido allí, “varios años atrás”…….fotografía presentada como si el incendio hubiera sido un suceso muy reciente y que probaba el estado actual del inmueble, no conocido previamente de vista, por dos de los miembros de la Junta Directiva…. Quisiéramos saber Señor Arzobispo Monsalve, cuál es la verdad verdadera sobre esta negociación dudosa, “non sancta”, con visos delictivos. Sabemos de su posterior intervención como Arzobispo en el cambio de Gerente de Franco Sará. Confiamos que esto no haya sido parte del ya conocido tapen-tapen…..Sabemos que también prescindió S.E. de los servicios que como Gerente del Banco de Alimentos prestaba la hermana del Arzobispo Sarasti y que luego ella demandó laboralmente a la Arquidiócesis de Cali,,,,,, y de nuevo la “falta de experiencia” del Sr. Arzobispo le produjo a la economía de la Arquidiócesis de Cali otra gran pérdida de una elevada millonaria suma de dinero.
Lamentamos tener que reconocerlo pero es innegable el grave y progresivo deterioro patrimonial “culposo” con visos de corrupción en la administración económica de la Arquidiócesis de Cali desde la muerte de Monseñor Isaías Duarte Cancino hasta la fecha. A nosotros sí nos duele el deterioro patrimonial de la Iglesia de Cali y vemos además con igual preocupación como el mal ejemplo se proyecta a la administración económica de algunos Párrocos. Son ya varias las parroquias de Cali, algo inusitado y en muy reciente tiempo, cuyos Párrocos han denunciado ante el Arzobispo pérdida por robo, de decenas de millones en dinero efectivo y lo curioso del caso es que se roban siempre en la casa cural la plata de la Parroquia (que entre otras debería estar depositada en el Banco) y jamás la plata del Párroco. Y obviamente igual como sucede a nivel de arquidiócesis nada pasa a nivel parroquial!
Por último queremos informar al Sr. Arzobispo que hemos escuchado rumores en el clero, algo que nosotros nos resistimos a creer, pues parecerían noticias de la edad media, sobre el nombramiento de párrocos a jóvenes sacerdotes y a sacerdotes llegados de otras diócesis bajo compromiso de los nombrados de entregar determinados aportes al Señor Arzobispo.
Solo nos resta pues en nuestra perplejidad invocar: “Líbrenos Dios y el Papa Francisco” de las ollas podridas y de la anomia moral enquistada en esta Iglesia de Cali.
Atte.
Pbro. GERMAN ROBLEDO ANGEL
Pbro. HERNAN BETANCOURT GARCIA